lunes, 8 de enero de 2018

Where is the love?

El amor se esconde entre las piernas de mis amantes, esquivándome en cada encuentro y prolongando la búsqueda. Siempre un paso por delante.

viernes, 13 de octubre de 2017

¿Deseas saber más?




Siempre me advirtieron sobre la espontaneidad. Sobre el poder de un gesto fortuito. La súbita sacudida del suceso imprevisto. De como, lo que nadie espera, te expulsa de tu órbita sin compasión.
Siempre, sin haberlo propuesto, me advirtieron sobre ti. Me educaron para resistir tus ojos aguzados, tu punzante sonrisa, el carácter místico de tus caderas machacando todo alrededor. 
Siempre, sin conocerte, me advirtieron sobre ti. Sobre tus escasas pero radiantes lunas. Sobre tu candente naturalidad, sobre tu excitante discreción. Siempre me advirtieron sobre tu inteligente y travieso embozo de seducción. 
Pero hay algo que jamás me dijeron sobre ti: Que todos ellos realmente tenían razón.

Y me pilló despistado.

El mundo seguirá girando.Yo seguiré vagando. Y tú seguirás estando justo ahí, al otro lado de esta canción. Pero jamás, mientras las noches sean endulzadas con el sonido de una decepcionante voz, podré dejar de mentarte y someterme a esa desazón de saber que quien me habla es alguien, pero tú no. 

Castigo austero,
inevitable atracción,
jamás fue tormenta,
porque nunca jamás llovió.

Y es que, quien pocas veces es sorprendido, cuando se le sorprende, desarrolla adicción.

Deseo saber más.



jueves, 1 de mayo de 2014

El Dia eterno

El teléfono móvil comenzó a vibrar sobre la mesita de noche. Me despertó el zumbido. "Travis" dije en voz baja mientras leía la pantalla.-Eh Jack, ¿estabas durmiendo? ¿Te acuerdas de Sara? Tienes que venir tío, se ha metido en un lío de cojones y dice que solo tú puedes ayudarla.
- Travis, son las tres de la mañana colega- dije mientras apartaba la cabeza del móvil para mirar la hora- ¿Qué ha pasado? ¿Hace 3 años que desapareció de mi vida sin decir nada y ahora necesita mi ayuda? ¡Que le den tío!
-¡Jack sabes que no te llamaría si no fuera importante! Tienes 5 minutos para vestirte y bajar ¡Vamos! ¿Aun tienes el reloj que te regaló?
- Sí, claro que lo tengo.
-Tráelo.
Cogí los pantalones que había tirados en el suelo y me los puse tan rápido como pude. El puto frió me estaba helando hasta los huesos así que no tarde mucho tiempo en estar bien abrigado. Me acerqué al cajón de los calcetines y arrastré lentamente la mano por el fondo hasta dar con el reloj. Cogí el móvil y las llaves y me aseguré de que la cartera estuviera aun en el bolsillo trasero del pantalón. Justo cuando estaba a punto de salir escuché algo en la calle. Eran los militares de siempre, ya casi reconocía a cada uno de ellos por su voz. Había alguien en un coche justo frente a mi puerta con el motor encendido. Fue entonces, cuando al bajar las escaleras del primer piso, me sonó de nuevo el móvil. Alcé la mirada y vi a Travis a través de la puerta del portal al volante del Ford Kuga de Sara. Me entraron ganas de correr. Al salir a la calle la luz me cegó casi por completo. Mis ojos aún no se habían acostumbrado del todo a la situación y busqué a ciegas el pomo de la puerta del coche. Nunca imaginé que pudiera echar tanto de menos la oscuridad de la noche. Una vez dentro miré a Travis. Apenas apartó sus ojos de los guardias que patrullaban la calle cuando entré.  El chico que vi era bien distinto al presumido mujeriego de ojos verdes al que yo estaba acostumbrado. Parecía cansado y estaba hecho un asco. Su cara, cubierta por la barba, reflejaba una despreocupación por su aspecto insólita en él. De hecho creo que era la primera vez que lo veía realmente serio. Fue justo en ese momento, al ver su rostro, cuando me di cuenta de que fuera lo que fuera que estuviese pasando era importante. Aceleró y casi sin pestañear giró a la izquierda. Salimos a una de las calles dirección a las afueras de la ciudad.
-¿Que está pasando Travis? ¿Qué haces tú con el coche de Sara? -Pude darme cuenta de que miraba constantemente los retrovisores, como cuando crees que te están siguiendo en las películas-.
-¿Estás bien tío?
- Jack, ¿cuándo estuviste saliendo con Sara te dijo alguna vez en que estaba trabajando?
- Me dijo que trabajaba para una empresa muy importante de bases de datos, suministros y materiales informáticos... ¿Por qué me lo preguntas? y ¿a dónde vamos? Me estas asustando.
- ¿Y si te dijera que Sara no trabajaba haciendo bases de datos? ¿Y si te dijera que durante todos estos años ha sido una Agente del Gobierno de los Estados Unidos?
- ¿Que me estas contando tío? ¿Cómo sabes tú eso? Espero que esto no sea una broma Travis, porque no tiene ninguna gracia.
- Ya casi hemos llegado...
Durante algunos minutos más atravesamos las carreteras secundarias que se internaban en el bosque de Lancaster State. Inconscientemente miraba hacia el cielo atraído por la oscuridad tratando de ver las estrellas como un tonto, sin darme cuenta de que no era de noche. Un par de horas más tarde llegamos hasta una cabañita de madera y Travis aparcó el coche.

Habían pasado ya un mes desde que las luces aparecieron en el cielo. El ejército ha cercado toda la ciudad y ha establecido controles en todas las salidas. El gobierno no ha dado ninguna información al respecto y, cada vez más, se oyen rumores de todo tipo. Pero lo cierto es que nadie puede asegurar lo que nos está aconteciendo en este momento tan inoportuno. Nos encontramos a un paso de la 3ª Guerra mundial. El delgado hilo diplomático que unía Rusia y EEUU se ha roto y el mundo se prepara para la gran tormenta que se avecina. La península de Crimea ha caído en manos de una guerrilla llamada "Los Libertadores".  Y las cosas se están poniendo cada vez más tensas entre las grandes potencias mundiales.
Han aparecido luces en casi todas las capitales del mundo moderno. Y nadie puede entrar o salir de su país sin un permiso especial. Los aviones ya no surcan el cielo. Y los militares recorren las calles vigilando a la población como si de perros guardianes se trataran.

-Es aquí. Vamos. –Dijo Travis mientras se bajaba del coche. Con paso firme se dirigió hasta la puerta de la cabaña y entró. No sabía que cojones estaba pasando y aun así no podía dejar de pensar en ella. Me bajé también y entré en la cabaña. Ahí estaba. De pié junto a una mesa, mirándome. Aquella preciosidad de pelo negro y ojos rasgados se encontraba ante mí sonriéndome como si nada hubiera pasado.
-¡Jack! Gracias por venir. –dijo con cariño, como si no fuera consciente de que, por ella, iría donde fuese. –¿Cómo estás? Creo que será mejor que te sientes…  Sé qué hace tiempo me marché sin darte ninguna explicación y créeme cuando te digo que no fue fácil para mí. Pero creo que lo comprenderás cuando oigas lo que tengo que decir. No tenemos mucho tiempo así que seré breve.  ¿Cómo te lo digo? Verás, hace tiempo, cuando aún estábamos juntos, el gobierno descubrió en el fondo del Océano Atlántico restos de una raza que habitó el planeta mucho antes que el ser humano. El gobierno movilizó unas grandes maniobras militares frente a Florida para ocultar el gran operativo científico destinado a la investigación del suceso. Fuimos muchos los que participamos en estas operaciones y pocos los que volvimos a nuestras casas después de lo que hallamos allí. Nuestra sorpresa fue que cuan... –el sonido de unos coches la detuvo.
 – ¿¡Sara Baner!? Somos agentes del FBI, sabemos que está ahí, salga con las manos en alto y no haga ninguna tontería.
-¡¡Travis me dijiste que no te habían seguido!! –susurró casi gritando mientras yo me levantaba de la silla atónito por lo que me estaba contando.  
- ¡Y pensaba que así era! ¿Qué vamos a hacer? Deben de haber estado vigilando a Jack.
-¡Rápido! ¿¡Jack has traído el reloj que te regale!? –Me dijo. -¡Dámelo! –Travis se apresuró y comenzó a sacar algo de la mochila. Aun no podía creer lo que estaba pasando. Entre los árboles, aparecieron dos furgones SWATS y oí un helicóptero pasar sobre las copas de los árboles. Sara cogió mi reloj, lo tiró al suelo y lo piso fuertemente dejando al descubierto entre los fragmentos un pequeño cristal irregular que se hallaba en su interior. Recogió el cristalito entre sus delicados dedos y lo introdujo en lo que parecía ser una pieza rectangular de mármol negro.  
-¡Acercaos, rápido! –Fue entonces cuando el artefacto comenzó a brillar y a zumbar.
 A partir de aquí solo recuerdo la puerta abrirse y ver como una granada entraba rodando por ella y me dejaba ciego. No sé cómo hemos llegado aquí, ni que es lo que ha pasado. Pero si de algo estoy seguro es de que este lugar no se parece en nada a Boston.

miércoles, 26 de marzo de 2014

Dulces Océanos de sal



Como si la mirara por primera vez en años se inquietó. Hacia tiempo que llevaba imaginando las mil y una posibilidades que le brindaría una noche como esta y, de todas ellas, jamás ninguna había reflejado lo que iba a encontrar. La mar parecía estar en calma, él no mucho por el contrario. Era el mismo juego, el mismo tablero, las mismas piezas de siempre, pero aun así ella era diferente. A no mas de una jarra de la embriaguez jugó a ser inconsciente y apostó su indumentaria. Ella dobló la apuesta siendo consciente de que, a este juego, perderían los dos. Ahora debían cobrarse el uno al otro y casi como un novato con tesoro en las manos la abordó por la cintura. Haciéndose eco de la bravura que había demostrado anteriormente la besó de nuevo. Y, como si de girasoles se tratase, sus vellos fueron buscando el sol. Un sol embustero, manipulable y traidor al servicio de ella. Capaz de bailar al son de sus pequeñas manos. Y así ocurrió. Del cálido mediodía al ardiente atardecer en un chasquido.
La mar de tela y piel se encontraba en negro y blanco. Radiante. Pero cuanto mas arriaba vela mas rápido latían sus corazones. Durante minutos, que parecieron segundos, la descubrió tratando de encontrar todos sus secretos. Una vez desvestidos, él surcó el mar, navegable a ojo y mano, sediento de tierra. Cuando de repente la tierra le encontró a él. Lentamente el océano hizo aguas y todo pareció inundarse de pasión. La nave, invencible según se oía comentar en algunos puertos, encalló. La tierra se convirtió en roca, la roca en sonrisas, las sonrisas en miradas y las miradas en placer. Y el restallar de la madera chocando contra las rocas anunció su desenlace, casi premeditado, por toda la playa y mas allá. El agua tornó color escarlata. Pero pronto, el placentero desagrado, se convirtió en plena satisfacción al sentir la fría arena bajo los pies. Ella era un lugar donde perderse y él un príncipe pirata con ganas de no volver. Terminó cuando no debía comenzar y al terminar terminó pensando que debía volver a empezar. Amante del mar, tan a gusto en tierra, olvidaba que siempre hay tierra debajo del mar.

lunes, 10 de marzo de 2014

Miedo

Cae la noche en lo mas recóndito de tu alma. El eco de unos pasos rebotan en el palacio de la razón. Tu mente se revuelve. ¡Protégete, ya viene! Cada uno de esos pasos te recuerda el dolor. Siempre tan próximo a ti. Rozando tu preciosa cara. Y es que el miedo te ha librado tantas veces del dolor que no sabes vivir sin el. Es parte de ti. Es tu propio sistema de defensa. El que te separa de un mundo, que de no evitarlo, podría dañarte una y otra vez. Dejarte desnuda, indefensa y atormentada. Algo por lo que jamás estarías dispuesta a pasar de nuevo. Y es que tus motivos son reales. Reales como la que piensa que puede vivir sin sufrir. Que sus problemas son mas importantes que los de los demás. La que ríe ante tu desgracia mientras llora en su agonía. La que luchará con uñas y dientes por evitar que le hagas daño mientras te apuñala el corazón con sus temores. La que se alimenta de tus ganas de ser feliz por miedo a ser feliz contigo. La que vuelve a ti para después irse cuando se da cuenta de que todo va demasiado bien. La que duda mientras está segura. La que dice mucho sin sentir nada. La que ama sin amarte y la que da para después quitarte. ¿Que sería de nosotros si no tuvieras miedo?


lunes, 27 de enero de 2014

Fuego en Hielo

Caminaba a través de los jardines exteriores del Palacio de Tarantos, con la mirada fija en el suelo. El suave susurro del agua que surcaba las acequias me acompañaba, siguiéndome de cerca. La brisa fresca me rodeaba y el olor de las flores me endulzaba el paladar. Hacia ya dos largos meses que el duro Invierno se marchó dando paso a la Primavera. Aunque no calentaba mi corazón helado, era agradable sentir el calor del sol de nuevo sobre mi piel. Pensaba, ennortado en las palabras que acababa de recitar ante mi Rey y no terminaba de estar conforme. Me hubiera gustado preparar mejor mi discurso pero, últimamente, la gran cruzada hacia las tierras de los Orcos me tenia bastante distraído. Por si fuera poco, no hacia mucho que mi mujer me dejó y se fue a vivir con su familia de poniente. No era buen momento para discursos.
La idea del gran viaje me excitaba, no paraba de pensar en las oportunidades que me deparaban en las tierras del norte. Todos los grandes capitanes que conocía habían partido ya y los informes no podían ser mas favorables. Los ejércitos de Tarantos habían expulsado casi por completo a todas las tribus Orcas del lugar y los colonos habían comenzado las labores de construcción de los edificios oficiales. Aldebaran era ya una realidad. Distaba mucho de ser el Fuerte rodeado de artesanos y posadas que recordaba. El canto de los pajaritos me devolvía poco a poco a la realidad, alejándome de los pensamientos de guerra y discursos mejorables. Era temprano y los pocos sirvientes que andaban despiertos se encontraban en el interior haciendo mas cómoda la vida de los que allí se encontraban. Alcé la mirada para observar las vistas, desde esta altitud podia verse la ciudad en su totalidad. El sol empezaba a bañar las calles, y la gente despertaba poco a poco. Los muros exteriores, altos como solo ellos podían ser, proyectaban una sombra que eliminaba la luz y el miedo a partes iguales del corazón de los ciudadanos. Un miedo infundado por incontables años de asedio e incursiones de los que ahora llamamos no muertos. Seres que podían, sin mucho esfuerzo, minar el corazón del mas bravo guerrero pero que poco podían hacer contra los Tarantelos. Hombres y mujeres positivos, capaces de ofrecer una sonrisa o un abrazo incluso en las peores situaciones. El humo comenzaba a asomar por las chimeneas de las casas, cortinillas blanquecinas tan finas como el cabello de una mujer. No tarde mucho tiempo en percatarme de que no estaba solo. A pocos metros de mi, también apoyada sobre el muro de piedra que separaba el suelo del abismo se encontraba ella. Gire la cabeza poco a poco para observarla. Sus cabellos eran ondulados, rubios y largos. Tan brillantes que podían reflejar la luz del Sol. Parecía saber que la estaban observando cuando me miró. La suave brisa de la mañana mecía delicadamente sus larga falda de terciopelo y su cabello. Como si se tratara de una flecha bien afilada, su mirada atravesó mi coraza y se me clavó en el alma. Durante algunos segundos un escalofrió me recorrió de la cabeza a los pies paralizándome por completo. Enemigos mas fieros y temibles habían causado menos impacto en mí del que me había causado ella con un solo latigazo de sus profundos ojos. Azules como el cielo azul, tenían la fuerza de diez cometas. Sus gruesos labios dejaron escapar una sonrisa que iluminó el día. De pronto, todo lo que me estaba rondando por la cabeza se esfumó de la misma manera que el humo de las chimeneas se desvanecía en el aire. El peso de la guerra dejó de tirar de mi. Olvidé el lugar donde me encontraba y lo que había venido a hacer aquí. Deje de ser el mas joven capitán de Tarantos para convertirme en ese chaval de dieciséis años que temblaba al ver una chica guapa. Ella comenzó a acercarse a mi. Su cuerpo, era la mas perfecta obra de arte esculpida por los artesanos de todos los tiempos. No había mujer en todo el Reino mas bella y parecía que no era el único que lo pensaba: hasta los pajarillos del jardín real parecian alegrarse con su presencia. Engalanando cada paso que daba con el mejor de sus poemas. Sin apenas mirarme se situó a mi lado, apoyo sus brazos en la cornisa y fijó sus grandes ojos de zafiro azul en la gran ciudad.

-¿Parece increíble verdad? -dijo recorriendo toda Tarantos con la mirada-. La muerte acecha al otro lado de esos muros y sin embargo ellos se sienten seguros y felices, no tienen porqué preocuparse mientras hombres como vos estéis aquí para velar por ellos.
Su tono calmado denotaba inteligencia y sabiduría para ser una mujer tan joven.
 -¿Se os ha comido la lengua el gato Capitán? -continuaba sin dejar de mirar al frente.
 -Un hombre siempre debe hacer lo que sea por proteger lo que ama.
 -¿Y que amáis vos Ser... -se detuvo esperando una respuesta.
 -Ser Jack Rising. Si le soy sincero Lady...
 -Annia Lavender
 -No lo sé -dije mientras miraba la ciudad despertarse-. ¿Y vos Lady Annia, por que lucháis?
 -¡¡Ahí está!!¡Cogedla! ¡Que no escape! -El sonido de las armaduras rebotó contra las paredes del Jardín. Del callejón que llevaba a la sala real salieron 10 guardias corriendo y señalando a Annia. Esta me miró de nuevo y volvió a sonreir. -Espero que encuentres lo que buscas Jack... -dijo Annia evadiendo mi pregunta a la vez que tiraba del nudo que sujetaba su falda a la cintura. El terciopelo calló al suelo dejando ver el pantalón de cuero engrasado y las botas de piel curtida que llevaba escondidas bajo ella. Se subió a la cornisa de un salto y sin dejar de sonreír y mirarme se arrojó de espaldas al vacío. Me asomé inmediatamente, sobresaltado, esperando contemplar una desagradable escena pero no vi rastro de ella. Se había esfumado ante mis ojos. Atónito esperé hasta que los guardas llegaron hasta mi y sin apartar mi mirada del imponente precipicio pregunte:
 -¿Por que la perseguís, guardias?¿Que ha hecho?
 -¡Es una ladrona muy peligrosa mi señor! ¡Ha conseguido robar el corazón de fuego! La joya de la corona. Son ordenes directas del Rey Damian.

 No fue lo único que robó Annia ese día, si es que ese era su verdadero nombre. Me robó la cordura y solo dejó dudas en mi. Debía saber mas sobre esa misteriosa mujer que me había robado el corazón con una sola mirada. Hoy después de una semana he descubierto una pista sobre su paradero. Siento que ha despertado algo en mi interior y ya no volveré a ser el mismo si no la vuelvo a ver. No he pospuesto mi viaje, hoy cogeré mis cosas y cabalgaré de nuevo, pero esta vez en otra dirección... por que, como dice el sabio, no hay recompensa sin esfuerzo ni fuerza que pare la razón del corazón.

martes, 11 de diciembre de 2012

9 Dias





    Esta noche como llevo haciendo varios días seguidos soñaré con Colorado, Zombies, algo de sexo y mucha acción. Amaneceré entre gritos y el taladrante sonido del teléfono, rezando para que mi abuela no se haya percatado de mi erección xD Me ducharé al ritmo de una buena canción Country y llegaré tarde a clase como de costumbre. Dejare que las horas vuelen, aparentando atender, mientras navego por Internet buscando algo de entretenimiento. Y al salir desearé que mi día no haya hecho mas que comenzar. Que cuando llegue de nuevo a la cama haya vivido algo interesante que contar.
Pero como casi todas las noches acabo luchando hombro con hombro junto a mis compañeros. Ya sea en la grieta del invocador, las laderas de Cracia o las calles de alguna desértica pero peligrosa ciudad. Conforme la mañana se acerque mis colegas caerán en los brazos de morfeo mientras yo abrazo la soledad que tanto me reconforta.
Buscaré el siguiente episodio de una de las muchas series que sigo y lo dejaré cargando mientras camino a oscuras por mi casa (una casa que no me pertenece y que algún día me veré obligado a abandonar) hasta llegar a la cocina. Me prepararé un aperitivo rapidamente, al mas puro estilo Sims, pensando en todas las cosas que quiero hacer al llegar el día siguiente y que nunca haré.
Reiré, me emocionaré, me sorprenderé o incluso me asustaré viviendo las historias que otros han creado para mi. Y al terminar todo volverá a empezar.

  Todos mis días son iguales, todos son variables de un nuevo tipo de monotonía que me empieza a gustar. Y es que para mi cada día es el mismo, pero diferente. Cada noche un nuevo enfrentamiento, un nuevo chiste, una nueva conversación, un nuevo capitulo, un nuevo final... Temperatura, atuendo, sensación, interpretación, reflexión, canción, idea, reto, sentido, lección, problema, etc. Todo es nuevo y diferente aunque a ojos de otros pueda no serlo. Esta es la verdad sobre mi día en los posibles últimos momentos de mi vida. Y estas son mis experiencias.

Todos deseamos irnos de este mundo habiendo marcado la vida de otros; Dejando constancia, no de lo que hicimos, si no de lo que fuimos. Pero en este caso puede no ser de este modo.
Se acerca el supuesto "fin del mundo" y no habrá nadie para recordarme. Y no es que sea una excusa para cambiar mi manera de ver las cosas, pero hoy empiezo a caminar con las botas sucias, no mirando atrás y follando con gafas de sol. Porque me he dado cuenta de que vivo pensando en los demás y a veces olvido que es lo que quiero yo.
 No he escrito una novela, no he plantado un árbol, no he inventado algo ingenioso que pueda hacer la vida mas fácil a otros, no he salvado la vida a nadie y creo que jamas he terminado ninguno de los libros que tanto me han recomendado. Y pienso, que si hago todas estas cosas me sentiría mucho mejor, pero no me importa lo mas mínimo si es lo que todos creen que hay que hacer antes de morir. Porque, si los Mayas tenían razón, nadie esperará lo que nunca jamás llegará. Y, de no ser así, no me gustaría ser el vagón que circula por los raíles de la vía de alguien.
No quiero basar mi vida en "lo que se debe", "lo que hay", "lo que se espera" o "lo que no se debe" hacer.Y sonrió como un loco imaginando una vida a mi manera.
No pretendo impresionar a nadie, aunque me siento bien si lo hago. No busco la aprobación de los demás, aunque soy un poco mas feliz si la recibo. No temo al rechazo, aunque parece que en algunas ocasiones me tope con el mas de lo que me gustaría. Porque todo lo que consiga será lo que me ha tocado vivir. Mi día a día... con eso y con poco menos ese soy yo.
Toda esta idea Catastrófica a cerca del fin de los tiempos ya me es familiar. Pero nunca había sido lo suficiente maduro para recapacitar sobre ello.
¿Que es la vida? ¿Como debo vivirla? La vida en definitiva es un montón de experiencias amontonadas listas para archivar. Si necesitas mas y mas, quizás no estés valorando las que ya has vivido. Y si te conformas con poco puede que no estés siendo lo suficiente ambicioso para alcanzar tus sueños. Así que elijo y acepto cada una de ellas, independientemente de si sean buenas o malas, de si crea que las merezco o no. Porque todas estas experiencias me harán evolucionar y aprender (como los pokemon xD). Cada uno es una escultura tallada únicamente por si mismo y ninguna de ellas es mejor obra de arte que otra. Simplemente cada uno elige como recibir los golpes del destino. Y decide como responder ante ellos. Es cierto que hay veces que los problemas nos superan y es entonces cuando no hay que olvidar que no eres mas débil por pedir ayuda. Todo buen escultor necesita un buen artesano que le fabrique las herramientas.
Yo elegí vivir la vida creyendo en mi mismo y avanzando en linea recta pase lo que pase. Soy lo que soy gracias a mi educación, mi mentalidad, todos aquellos que me han puesto piedras en el camino y a los muchos otros que me han ayudado a rodearlas. Porque todo lo que he vivido me ha hecho ser como soy. Aprendiendo. Cayendo y volviendo a levantar. Así que en estos últimos días, tan cerca de un posible final, tengo solo dos cosas que decir: ¡Gracias!


James Belock



                                           Dedicado a cada uno de vosotros. En especial a Layha y a mi Madre.